MINERALES ANCESTRALES  TE DA LA BIENVENIDA

Nos cautivan con su color, brillo y geometría caprichosa, los cristales naturales son sólidos compuestos de minerales, que se forman en divertículos o espacios existentes en las capas de cierto tipo de rocas. Los minerales se han originado con la Tierra y con ella se transforman continuamente. Las temperaturas elevadas del núcleo del planeta empujan hacia arriba los minerales, estos se solidifican al momento de enfriarse y vuelven a hundirse hasta llegar al centro de la Tierra, donde habrán de fundirse de nuevo, en un ciclo continuo de transformación y reciclaje de los componentes minerales de la corteza terrestre. Este ciclo es el responsable de que la aparición de gemas varíe de ubicación constantemente y los cristales no sólo se diferencien entre sí por su forma, color y brillo, sino que cada uno tenga una composición atómica preciada y precisa. Algunos cristales lucen frágiles como una copa de vidrio y sin embargo tienen una dureza sorprendente. Sea que hayan surgido con la formación de una montaña, la erupción devastadora de un volcán, o arrastrados por las corrientes de un río milenario, los cristales son un regalo brillante y colorido de la naturaleza, el cual podemos atesorar en su esplendor gracias a la energía de la luz. Si bien el color es la propiedad óptica más evidente de un cristal, es la manera en que la luz interactúa con la estructura de la gema lo que nos permite apreciar el verde brillante de una esmeralda o el rojo intenso de un rubí. La forma en que el cristal absorbe o refleja la luz determina también si se trata de un cristal opaco, transparente o translúcido -el secreto radica en la porción de luz que consiga atravesar la gema. os minerales y las gemas han estado presentes en las formaciones de roca durante el largo proceso de la creación de nuestro planeta. Su edad es tan añeja como la de la misma fierra. Mismos años en los que los elementos han permanecido receptándolas para darles su forma, color y propiedades. La mayoría de estas piedras están compuestas de roca metafórica que surge debajo de gamas jóvenes de montaña. Con el paso de millones de años, las piedras comenzaron a cavar su camino hacia la superficie del planeta Tierra por el proceso de la erosión. Así, las gemas iniciaron su florecimiento en áreas montañosas, entre agua y otros elementos que las conformaron. En un principio, la Tierra era una gran masa con un continente único, conocido como Pangea. Poco a poco, con el pausado paso de millones de años, esta masa de tierra se fue desprendiendo y asimilando en lo que hoy conocemos como los continentes modernos: África, América, Australia, Europa y Asia. Fue ahí, en este maravilloso proceso natural, donde se formaron las diversas piezas de gemas y piedras que tenemos. Los primeros hombres, nuestros antepasados antiguos que iban descubriendo todo lo que aparecía en su ambiente, alrededor de ellos, encontraron piezas que resaltaban de la tierra o en medio de formaciones rocosas. Eran piezas distintas, con colores brillantes y texturas nuevas. Desde el principio supieron que eran objetos especiales, y los llamaron con nombres poéticos como “pedazos de cielo" o “gotas prodigiosas de sangre". También supieron recolectarlas y guardarlas para ellos, pues empezaron a entender que lo que poseían eran objetos con poder.